Recopilado por Ricardo Bittelman Saporta, oftalmólogo
Los infantes son muy curiosos. Los colores, formas y texturas les atraen de sobremanera, llevándose a la boca cualquier objeto que puedan encontrar. De esta forma, pueden ingerir medicamentos por accidente, confundiéndolos con golosinas. También pueden hacer lo mismo con las pequeñas botellas de gotas oculares, lo que puede originar graves consecuencias en su salud.
Consumir 1 o 2 mililitros de gotas para los ojos que tengan derivados de un fármaco llamado imidazolina (entre ellos la etrahidrozolina, oximetazolina y nafazolina) pueden generar complicaciones en la salud del niño. Para tener una idea de esta pequeña cantidad, una cuchara de té contiene cerca de 5 mililitros.
Entre 1985 y 2013, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos determinó 96 intoxicaciones de niños entre 1 a 5 años por la ingesta accidental de estos medicamentos. Aunque no hubo ningún deceso, más de la mitad de los menores tuvo que ser hospitalizado. Las manifestaciones que experimentaron fueron somnolencia, vómitos, náuseas, hipotensión, hipertensión, taquicardia, hipotermia e, incluso, hasta coma.
Por este motivo, es aconsejable dejar todos los medicamentos fuera del alcance de los niños, en lugares altos donde ni siquiera puedan verlos. Asimismo, es importante explicarles qué son los fármacos y los motivos por los cuales tú debes administrárselos. Si la botella tiene tapa de seguridad, debe cerrarse hasta que suene un “clic” o hasta que no pueda rodarse más. Por último, si tienes niños muy pequeños, no deben consumirse medicamentos ante ellos, ya que suelen imitar las conductas de los adultos.
Siguiendo estas simples medidas hogareñas, podemos evitar desafortunados accidentes.