Recopilado por Ricardo Bittelman Saporta, oftalmólogo
A medida que envejecemos, debemos preocuparnos de distintos aspectos de nuestra salud. De esta forma, en función de la edad que tengamos, es relevante someterse a exámenes oftalmológicos manera habitual. Consideraremos este tipo de exámenes como controles visuales que no solamente detectan problemas refractivos, sino que también patologías más graves como el desprendimiento de retina, glaucoma o queratocono.
Entre los 30 y 40 años es el rango etario donde se manifiestan menos problemas oculares. Por este motivo, se aconsejan revisiones oftalmológicas cada 3 ó 4 años.
Posteriormente, entre los 40 y 45 años pueden desarrollarse los primeros signos de presbicia, una afección que toda la población sufre en algún momento. Los ojos muestran inconvenientes al enfocar, pero el paciente tiene diversas opciones a este problema refractivo.
Por último, los adultos mayores deben realizarse exámenes visuales con mayor frecuencia. Desde los 60 años en adelante, la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y las cataratas son las principales patologías que surgen a esta etapa de la vida. Por ende, se recomienda visitar a un especialista una vez al año o, a más tardar, cada dos años.
La degeneración macular asociada a la edad consiste en una de las principales causas de problemas de visión y ceguera irreversible en el mundo, debido a su carácter progresivo e inevitable. No obstante, se puede retardar con ciertas medidas prescritas por un oftalmólogo.
Por su parte, las cataratas corresponden a una enfermedad que ocasiona una opacidad gradual del cristalino (lente ubicado al interior del ojo). Luego, al carecer de transparencia, se interfiere el paso de la luz hacia la retina, causando una vista borrosa.