En general, el ser humano nace hipermétrope; con el desarrollo y madurez del sistema visual, a los seis años de edad aproximadamente, la hipermetropía va disminuyendo. Si se produce un bloqueo en el proceso de desarrollo visual la hipermetropía puede estabilizarse, de forma más o menos fluctuante, en un valor determinado. Esta hipermetropía podrá pasar desapercibida pero en el transcurso del tiempo se acaba manifestando.
Por tanto, la manifestación subjetiva de la hipermetropía, irá vinculada básicamente a la actividad del sujeto, al entorno en el que se desenvuelve y a su edad (no es lo mismo un estudiante que ha de “tirar” de acomodación muchas horas al dia para ver bien de cerca, que un hombre del campo, cuya necesidad visual pasa por ver bien de lejos y no precisa mantener una atención exhaustiva en cerca).
Desde la perspectiva estadística, una hipermetropía en torno a media dioptría es considerada normal en el conjunto de la población mundial, de ahí que reciba el nombre de “hipermetropía fisiológica” como estado natural en el ser humano.