Unos 45 millones de personas sufren de ceguera a nivel mundial. Pero, lo peor es que la cifra podría duplicarse para 2020, si no se toman las medidas oportunas.
Aunque el pintor flamenco Pieter Brueghel se refirió a la ceguera moral en su obra Parábola de los ciegos, la famosa pintura bien podría representar artísticamente a quienes sólo perciben el color de las tinieblas, clínicamente hablando. Personas que, con las ventanas al mundo cerradas, no conocen los conceptos de claridad y detalle, ni el poder de las imágenes, ni la hermosura de un paisaje.
Privados del más esencial de los sentidos corporales, la vista, y con la carga de la oscuridad a cuestas, andan por la vida. Pero, las luces de la existencia no le son del todo negadas. Novedosas tecnologías le sirven de lazarillo en la difícil aventura de descubrir la vida.
Ayudados por la ciencia que los dota de equipos especiales para mejorar su calidad de vida, los ciegos son acogidos cada vez más por las sociedades, donde valen como lo que son: entes racionales al fin y al cabo.