Las ulceras en la cornea son peligrosas y deben recibir atención inmediata. La mayoría de ellas están asociadas con infecciones (virus, bacteria, hongos), o a alguna deficiencia nutricional. En algunos casos la causa no es conocida.
Ulceras grandes pueden ser visibles a el ojo desnudo. Aparecen como manchas o depresiones en la superficie de la cornea. Las más pequeñas son vistas después de que el ojo ha sido manchado con Fluoresceína. El tratamiento temprano es vital para evitar complicaciones serias o aun la perdida del ojo. La cortisona, que está incorporada a muchas preparaciones oftálmicas usadas para tratar la conjuntivitis, no deben ser usadas para tratar a el ojo que tiene una herida en la cornea. Retrasan la curación y pueden llevar a la ruptura del ojo.
Ricardo Bittelman