Recopilado por Ricardo Bittelman Saporta, oftalmólogo
La retinopatía hipertensiva puede desarrollarse en personas con presión arterial alta. Esta condición se desencadena cuando la presión sistólica es de 140 o mayor y/o la presión diastólica es de 90 o más. En este sentido, un índice de 130/90 se consideraría como pre hipertensión.
La hipertensión afecta a la retina porque esta posee muchos vasos sanguíneos minúsculos, encargados de llevar sangre y oxigenar al ojo. La presión arterial elevada genera trastornos en estos vasos, haciendo que las arterias pequeñas se tornen más gruesas. Así, estas pueden bloquearse o sangrar.
Este problema podría afectar severamente la visión. De hecho, si la presión se incrementa demasiado o bruscamente, puede ocurrir una inflamación del nervio óptico denominada papiledema.
Una de las complicaciones de la retinopatía hipertensiva es que, al margen de las manifestaciones que puede producir la presión arterial elevada, generalmente quienes la padecen no sufren síntomas hasta que la patología está en fases avanzadas. A veces, aquí las consecuencias son irreversibles.