Recopilado por Ricardo Bittelman Saporta, oftalmólogo
En los primeros años de vida, la vista va madurando hasta llegar a un completo desarrollo alrededor de los 10 años. Si durante este periodo hay alguna anomalía que interfiera en el proceso, pasando desapercibido después de esa edad, el daño será irreversible. Por este motivo, es importante llevar a los niños a controles oftalmológicos periódicos, aunque no exista ningún síntoma anormal en la vista.
El neonatólogo es el encargado del primer control ocular del niño, al momento de nacer. Por su parte, la primera visita al oftalmólogo debería realizarse antes de los tres años, ya que en esta edad se pueden detectar algunos problemas visuales.
La Academia Americana de Oftalmología recomienda que los niños en edad escolar sean controlados cada uno o dos años a través de test de agudeza y alineación ocular. Estos exámenes puede hacerlos el pediatra que, de diagnosticar algún inconveniente, puede derivar al menor a un oftalmólogo.
No obstante, si existen antecedentes familiares de alguna enfermedad visual, puede que se requiera una revisión de los ojos con más frecuencia. Además, si los padres, profesores, o cualquier persona que sea del entorno del niño notan alguna actitud rara relativa a su visión, habrá que llevarlo a un oftalmólogo a la brevedad.
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