Recopilado por Ricardo Bittelman Saporta, oftalmólogo
Así como el cáncer afecta a muchas zonas del cuerpo, también puede aquejar al ojo. El retinoblastoma es un extraño tumor canceroso ocular, que afecta directamente a la retina. Por lo general, esta patología afecta a niños menores de 6 años, diagnosticándose en mayor medida en niños entre 1 y 2 años.
Se origina por una mutación en el gen del que depende la división celular, lo que induce a que las células incrementen en cantidad sin ningún control y se transformen en cancerígenas. En más de la mitad de los casos, esta afección se desarrolla en niños que su familia no tiene antecedentes de cáncer ocular.
En otras ocasiones, el mal lo presentan distintos integrantes del núcleo familiar. De este modo, si el cáncer tiene orígenes hereditarios, hay un 50% de posibilidades de que el descendiente de la persona con retinoblastoma también tenga la enfermedad.
Uno o ambos globos oculares pueden verse comprometidos. La pupila puede volverse blanca o mostrar manchas de este color. Esto se refleja en las fotografías tomadas con flash: en vez de aparecer el típico ojo rojo del flash, la pupila se ve blanca o con distorsión. Los otros síntomas son visión doble, ojos desalineados, iris de diferente color en cada ojo, enrojecimiento y dolor, entre otros.
El tratamiento va a depender del tamaño y dónde se ubica el tumor. Los tumores pequeños pueden tratarse mediante cirugía láser o crioterapia. Por su parte, un tumor local o más grande debe ser expuesto a radiación. Por último, si el cáncer se ha ramificado más allá del ojo, es necesario someterse a quimioterapia.