Recopilado por Ricardo Bittelman Saporta, oftalmólogo
Las enfermedades oculares no aparecen solamente por agentes bacterianos ni por los rayos ultravioleta, como muchos piensan. Existe otro factor: la contaminación atmosférica, que silenciosamente puede traer complicaciones en nuestra visión.
Es muy habitual que cuando existen altos índices de contaminación ambiental, las autoridades recomienden evitar hacer actividades deportivas al aire libre para prevenir enfermedades respiratorias. Sin embargo, el smog y las partículas de polvo producen en nuestros ojos escozor, irritación, infecciones, lagrimeo, ardor y hasta conjuntivitis.
Esta condición ambiental altera directamente la película lagrimal, elemento que cumple con la función de mantener la transparencia de las capas oculares y que se proyecten de manera correcta las imágenes. De esta forma, se evita la aparición de problemas refractivos y la resequedad del globo ocular cuando tiene contacto con el aire.
Es aconsejable utilizar gafas debidamente certificadas, así como lavar la cara de manera frecuente para eliminar toda partícula contaminante que pueda acumularse alrededor de los ojos. Sería mucho mejor aun si puede prescindir de visitar lugares altamente contaminados.