Recopilado por Ricardo Bittelman Saporta, oftalmólogo
La degeneración macular aparece alrededor de los 50 años. Como su nombre lo indica, esta enfermedad afecta a la mácula del ojo (zona de la retina), que permite ver los detalles. En su aparición puede haber factores hereditarios, por lo que la Fundación Rementería con la colaboración de la Fundación de Investigaciones Biomédicas de España creó un test genético para medir los riesgos de padecerla.
Esta herramienta reconoce poliformismos o anomalías en los genes CFH, ARMS2 y C3, directamente asociados a esta afección.
Ciertas alteraciones genéticas pueden aumentar hasta en un 50% las probabilidades de contraer degeneración macular. Si se identifican a tiempo los riesgos, se abre la posibilidad de atenerse a una serie de consejos para detener la evolución de esta patología que, hasta hoy, no tiene cura.
Es de suma relevancia saber los riesgos de aparición de la enfermedad, ya que podría presentarse sin síntomas notorios en sus primeras etapas. Recomendaciones simples como evitar el tabaco y tener una alimentación equilibrada y sana, son medidas de prevención.
Existen dos tipos de degeneración macular: seca y húmeda. La primera es la más habitual, que causa atrofia y degeneración progresiva de la retina. Por otra parte, la variante húmeda produce una proliferación de vasos sanguíneos frágiles, que emiten un líquido y sangre que se acumulan debajo de la mácula.
Entre los principales elementos de riesgo se encuentran: ser mayor de 50 años, tener problemas de obesidad, poseer piel y ojos claros, exponerse excesivamente a los rayos solares, ser fumador y antecedentes hereditarios. De hecho, la herencia aumentan tres veces más las posibilidades de padecer degeneración macular.