Recopilado por Ricardo Bittelman Saporta, oftalmólogo
La córnea es la parte delantera transparente del globo ocular. Cuando se ve afectada por una infección, se produce una erosión en su capa externa, lo que se denomina como úlcera corneal.
Generalmente, las úlceras corneales son originadas por una infección desencadenada por virus, bacterias, parásitos u hongos. Otras causas son el cierre inapropiado del párpado, trastornos inflamatorios, resequedad aguda de los ojos y rasguños, entre otras. El uso de lentes de contacto también puede ser un factor de úlcera, por lo que se recomienda siempre la supervisión de un oftalmólogo.
Los principales síntomas son: dolor, enrojecimiento y lagrimeo de los globos oculares, visión anormal, sensibilidad a la luz y una mancha blanca en la córnea.
El tratamiento para eliminar la úlcera se debe ceñir a la causa que la originó y debe realizarse de manera urgente, antes de que la córnea sufra lesiones más graves. Usualmente, al inicio se recetan antibióticos que eliminen muchas bacterias. Luego, cuando se identifica la causa de la afección, se administran antibióticos más específicos, gotas oftálmicas antimicóticas o antivirales.
Entre las complicaciones existen la disminución considerable de la vista, cicatrices en la córnea y hasta la pérdida del ojo, por lo que la atención rápida es fundamental. Para prevenir, es importante la higiene y correcta manipulación de los lentes de contacto, evitando su uso durante la noche. Asimismo, no debe llevarse las manos a los ojos.