Recopilado por Ricardo Bittelman Saporta, oftalmólogo
Los lentes de contacto están expuestos al acopio de microbios y depósitos. Por este motivo, es importante su limpieza correcta para evitar una disminución en su calidad de visión y otros problemas oculares, como la irritación crónica de los ojos por el roce con la superficie.
Antes de su manipulación, deberá lavarse las manos con abundante jabón y agua. Posteriormente, también es relevante que estén bien secas antes de tomar los lentes. Igualmente, es recomendable retirarlos por las noches y dejarlos guardados en un estuche hermético, cerciorándose bien de que no tenga ninguna fisura.
Asimismo, este recipiente contenedor debe estar totalmente limpio y ser reemplazado periódicamente. Es aconsejable realizar esto cada tres meses, como un tiempo prudente, ya que el estuche puede ser origen de contaminación e infección.
La exposición al agua debe ser mínima. Es conveniente removerlos antes de entrar a una ducha o a una piscina.
Además, para una completa higiene, los lentes de contacto deben ser limpiados con soluciones especiales que pueden adquirirse en ópticas o farmacias. Hay que tener en cuenta que estas soluciones solamente tienen una duración de tres meses después de la apertura de su envase.
Por último, los lentes de contacto poseen una fecha de sustitución, según el material del que estén constituidos. Debe regirse a ese calendario con la orientación de un oftalmólogo, para que su uso sea óptimo y seguro.
