No le pierda la vista a las enfermedades de los ojos

by admin on March 29, 2012

in Oftalmología,Patologías,Ricardo Bittelman

Los defectos refractivos son comunes, pero no significa que se deba convivir con ellos.

Si debe acercar mucho el texto para que las letras se vean claras o si no ve el letrero del bus por más esfuerzo que haga, la causa puede estar en un defecto refractivo, problema frecuente en la población colombiana.

En general, los defectos más comunes son la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la presbicie. El origen es “multifactorial (genético, ambiental, social, cultural), aunque todavía se están realizando estudios que intentan identificar los factores de riesgo y los determinantes sociales que los producen (a excepción de la presbicie donde ya están identificados plenamente)”, precisa Elkin Alexander Sánchez Montenegro, director de la Clínica de Optometría de la Universidad de La Salle.

Solo se tiene certeza de la predisposición genética, afirma Sánchez, quien precisamente adelanta su trabajo de doctorado para identificar dichos determinantes en personas genéticamente susceptibles. “Se especulan varias condiciones, por ejemplo, la miopía es más frecuente en personas que, de niños, se aproximaban mucho al cuaderno al pintar o escribir; también existe una asociación entre miopía y haber dormido en la niñez con la luz encendida. En fin, hay ciertas situaciones potencialmente generadoras, aún hipotéticas, pero que deben esclarecerse con estudios científicos serios”, explica el especialista.

Corrección adecuada

Los defectos refractivos pueden corregirse de muchas formas, pero para ello es fundamental un diagnóstico oportuno, “desde los primeros meses de edad y más aún si hay factores de herencia o manifestaciones como estrabismo desde los primeros meses o años”, indica Olga Patricia Falla, optómetra de la Clínica de Ojos.
Según el diagnóstico, hay que buscar un solución y esta tiene que ver generalmente con el uso de anteojos o gafas y los lentes de contacto rígidos o blandos.

Y, en ciertos casos, cuando el paciente cumple las condiciones establecidas, se puede pensar en una cirugía, sea refractiva con láser o con lente intraocular fáquico.

La cirugía se puede realizar, dice Sánchez, en casos de “miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia, pero solo si se cumplen algunos requisitos, como ser mayor de edad, salud ocular del segmento anterior (no padecer de conjuntivitis, blefaritis o inflamación del párpado, queratitis o inflamación de la córnea, entre otras), tener un espesor corneal suficiente para poder tallar la córnea con el láser sin peligro, padecer de un defecto refractivo significativo (defectos muy bajos no se benefician) y seguir rigurosamente las recomendaciones postquirúrgicas”.

“Se requiere de incapacidad de tres días, aplicarse la medicación en gotas que se formulan como el desinflamatorio, el antibiótico y el humectante. Debe evitar frotarse los ojos, aplicarse lubricante con frecuencia, no hacer trabajos prolongados en visión de cerca y poca televisión, para evitar que la alteración en las lágrimas o en el parpadeo afecten la cicatrización, y asistir a los controles asignados”, puntualiza Falla.

Los defectos principales

- Miopía: se origina por alteración congénita del diámetro del ojo, siendo un ojo más largo de lo normal (más de 23 milímetros). Los rayos de luz se enfocan antes de la retina y se manifiesta con visión a distancia deficiente.

- Hipermetropía: Se debe a un acortamiento del diámetro del ojo, uno es más corto de lo normal (menos de 23 milímetros). También puede originarse por la alteración de los medios refringentes, por ausencia del cristalino, o por desarrollo incompleto del ojo. Se relaciona con visión lejana buena, pero hay esfuerzo ocular que aparece después de usar la vision cercana al leer, usar computador, coser, etc.; dolor de cabeza, ojos rojos, lagrimeo, parpadeo y visión borrosa de cerca. Hay gran número de pacientes asintomáticos.

- Astigmatismo: se debe a una alteración en la curvatura de la córnea, a veces con acortamiento o alargamiento del diámetro antero-posterior del ojo. Por defecto en la curvatura del cristalino, por alteraciones de la córnea como resultante de inflamaciones, cicatrices, traumas, cirugías, queratoconos, etc. Los astigmatismos bajos pueden no representar reducción de la visión, pero en los altos, se reduce tanto la visión lejana como la cercana; pueden presentarse dolor de cabeza, dolor ocular, lagrimeo, fotofobia, congestión, blefaritis, comezón en los bordes de los párpados, entre otros síntomas.

- Presbicia: se debe principalmente a la pérdida de elasticidad del cristalino que le impide responder a la acción del músculo ciliar y en consecuencia, el poder de acomodación se reduce. Se manifiesta con disminución de la visión de cerca, dice Olga Patricia Falla, optómetra de la Clínica de Ojos.

Una consulta a tiempo

El control con optometría en los niños debe ser desde bebés, cada año y más cuando la mamá nota algo que llame su atencion, cuando hay antecedentes hereditarios, prematurez, etc.
En la edad escolar, cada año se puede valorar preventivamente, si son usuarios de gafas con mayor razón, pero se debe verificar además el buen estado de las mismas.

Los adultos que presentan enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial, trastornos metabólicos, entre otros, deben controlarse cada año.

Y, por último, no olvide consultar siempre que presente síntomas como cansancio ocular, dolor de cabeza después de trabajos en visión de cerca, dolor ocular, deficiencias en la visión, ardor, fotofobia, visión borrosa, parpadeo frecuente, estrabismos, presencia de caspa en pestañas, ojos rojos, usuarios de lentes de contacto, etc., dice Sánchez.

Ojos rojos, una señal que no debe descuidar

El enrojecimiento en uno o ambos ojos ocurre porque los “vasos en la superficie de la porción blanca del ojo, se agrandan e irritan”, dice Nubia Bejarano Varela, optómetra y gerente de Transitions Optical para el Cono Norte de América Latina.

Son numerosas las causas, entre las que se pueden mencionar: exposición al sol sin una adecuada protección ocular, presencia de cuerpo extraño en el ojo, aire extremadamente seco, traumatismos, infecciones, fatiga visual, polvo, incremento súbito de la presión ocular y reacción alérgica, entre otras afecciones.

En este caso, es importante consultar, más si se acompaña de dolor de cabeza, visión borrosa, sensibilidad a la luz y otros síntomas.

Fuente: El Tiempo.com

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