La medicina regenerativa, que consiste en el uso de células madre obtenidas de médula ósea y cultivadas en laboratorio, ahora tiene la finalidad de tratar problemas oculares, como la degeneración macular (causada por la edad), glaucoma de ángulo cerrado, atrofia del nervio óptico y retinitis pigmentaria, padecimientos que dejan en la oscuridad a cientos de personas y les restan calidad de vida.
Aunque las investigaciones en esta área de la medicina avanzan positivamente, sobre todo en enfermedades como leucemias y cardiovasculares, apenas se empieza a profundizar en el área de la oftalmología.
En 2011 se dieron a conocer resultados esperanzadores en el uso de esta terapia en humanos, principalmente con degeneración macular, trastorno ocular que destruye lentamente la visión central y aguda, lo cual dificulta la lectura y la visualización de detalles finos. Es común entre las personas que superan la sexta década de la vida.
Este padecimiento es la principal causa de ceguera y pérdida visual en las personas mayores de 65 años. Los especialistas que pueden diagnosticarla son los oftalmólogos y optometristas, quienes como terapia coadyuvante recomiendan el consumo de antioxidantes para retrasar la aparición.
En México, el biomédico Mario Camacho Alcocer encabeza un protocolo para el uso de células madre en degeneración macular, mal que afecta a ocho millones de mexicanos. “La idea es reunir por lo menos a 200 personas con esta afección y a las cuales se les aplicarían cuatro inyecciones con 700 mil células madre. Tenemos el caso de una persona estadunidense que vino al país para tratarse y ya recuperó su vida normal: maneja su automóvil, lee, ya no se tropieza con los muebles de su hogar, se comunica por teléfono sin problemas…”, comparte.
El investigador señala que en este proyecto le acompaña un grupo de oftalmólogos, pero hay interés en que el número también se incremente, pues los avances en esta área son importantes para la salud visual de la población.
“Las células madre se encuentran no sólo en la sangre del cordón umbilical, sino también en la médula ósea de los adultos, cuyas cualidad es reemplazar tejidos dañados”, precisa.
El también director de Criogenix dice que después de intentar avanzar en su trabajo de investigación en la capital se presentaron una serie de obstáculos y barreras burocráticas, por lo que decidió emprender su proyecto en la ciudad de Querétaro, donde ya cuenta con un grupo de pacientes que reciben la terapia regenerativa.
“Inicialmente, empezamos trabajando en el tratamiento de cardiopatías, traumatismos, pancreatitis, diabetes tipo II o en insulinodependientes, además de que ya arrancamos otro proyecto de investigación en problemas de insuficiencia pulmonar y articulaciones”, expone Camacho Alcocer.
Recupera la vista
El biomédico narra cómo Warren Wolford, estadunidense de 75 años que hace poco estaba ciego, originario de Arizona, había perdido el ojo izquierdo y en el derecho tenía 5% de visión a causa de la degeneración macular.
“Los médicos en Estados Unidos lo habían desahuciado. Pero después de la terapia celular, ahora no sólo sube y baja escaleras solo sino que ya conduce, toca la guitarra, hace una vida normal. Este señor viajó al país desesperado y le dijimos que ya había resultados en animales, pero que no se había probado en humanos. Él nos dijo que era su única oportunidad. Que estar ciego era peor que perder una pierna o un brazo”, recuerda el investigador.
Ahora un grupo de mexicanos con degeneración macular ya recibe el tratamiento y el avance es muy similar al que presentó Warren.
“Los pacientes que están siendo atendidos presentan degeneración macular seca o húmeda, y otros casos tienen glaucoma, y por los buenos resultados, está en proceso un ensayo clínico en forma, pero necesitamos más recursos porque los insumos los importamos y son costosos”, expone.
Las personas que son candidatas a esta terapia son aquellas que “todavía tengan la capacidad de percibir la luz. Hemos observado, con los datos que tenemos, que 30% de los pacientes que ya superan la segunda aplicación de células madre, empiezan a notar algún cambio, y en la tercera aplicación la mejoría es mayor. A un año de tratamiento, la mejoría es radical: las personas recuperan hasta 80% o más de vista”.
El investigador, que ha desarrollado una tecnología propia, se basa en los procesos de obtención, manejo, procesamiento, criopreservación y almacenamiento de células troncales, tanto en neonatos (de cordón umbilical, como de placenta y líquido amniótico) como en adultos para tratamientos hematológicos (células troncales hematopoyéticas de sangre periférica, de tejido graso, de membrana nasal y de médula ósea).
Ventana de oportunidad
El biomédico señala que aunque fue merecedor de una beca de Conacyt no se logró consolidar y esto lo desanimó un poco, por lo que hace unos años optó por la investigación independiente para evitar lo que él llama “burocracia científica” y “política académica”; ahora toca puertas en busca de financiamiento.
Este tema llamó la atención de algunos legisladores en la comisión de Salud de la Cámara de Diputados, quienes evalúan la posibilidad de una iniciativa que dote de mayores recursos a la investigación en este rubro.
“Tenemos la esperanza de que en el próximo periodo ordinario de sesiones pueda darse curso, a través de las comisiones de Salud de ambas cámaras legislativas, a una iniciativa donde se promueve este tipo de actividades”, expone.
Y concluye que como científico y humanista busca que estas sean terapias lo más económicamente posible, con tecnología nacional que pueda llegar a la mayor cantidad de personas.
Por lo pronto, el biomédico seguirá con su investigación sobre las bondades de las células madre en otros padecimientos, como tejidos dañados en riñón, pulmón e hígado, así como articulaciones y enfermedades autoinmunes.
Fuente: Info 7 – México
