El cristalino es una lente situada en el interior del ojo, justo por detrás de la pupila. En condiciones normales es completamente transparente permitiendo el paso de los rayos de luz hasta enfocarlos sobre la retina y consiguiendo de esa manera una imagen nítida. Cuando se produce una opacificación del cristalino lo suficiente como para provocar una disminución en la agudeza visual, estamos en presencia de una catarata.
Existen diversas causas que pueden originar una catarata, la más frecuente es la relacionada con la edad o senil, se considera que la mayoría de las personas mayores de 65 años tienen algún grado de cataratas.
Como la expectativa de vida en la población mundial se ha incrementado, la aparición de cataratas dentro de ese colectivo es cada vez mayor, por esta razón la demanda de cirugía ha aumentado considerablemente y los servicios de oftalmología de muchos hospitales ven como se va ampliando las listas de espera de pacientes que deben someterse a esta intervención.
Existen otras causas en el origen de las cataratas que aunque no tan frecuentes debemos tenerlas en cuenta, entre estas tenemos las originadas por traumatismos, conocidas también como cataratas traumáticas, otra causa relativamente frecuente es la provocada por la utilización de diversos medicamentos como los corticoides, las cataratas inducidas por determinadas enfermedades como la diabetes, las cataratas congénitas, etc.